Las células madre son células que pueden diferenciarse en otros tipos diferente de células y autorrenovarse, es decir, dividirse y hacer copias de sí mismas. Por ello, pueden colonizar, integrarse y originar nuevos tejidos. Existen diferentes tipos de células madre. Se diferencian por el origen de su obtención y sobre todo por su capacidad de diferenciarse en todos o algunos tipos celulares del organismo. En el caso de las células madre de cordón umbilical, tienen la capacidad de reconstruir todos los componentes sanguíneos y el sistema inmune.
Las células madre de cordón umbilical tienen cualidades biológicas únicas. Estas células son más prolíferas que las células de la médula ósea, son “inmunológicamente inmaduras” y, por lo tanto, tienen mayor probabilidad de ser compatibles entre los miembros de una familia. Además, las células de cordón umbilical que se congelan desde el nacimiento, no experimentan el mismo proceso de envejecimiento ni la misma exposición a virus externos que las células madre presentes en un individuo adulto.
El cordón umbilical es el conducto vascular que une la placenta con el bebé en gestación. Se encuentra formado por dos arterias y una vena. En el momento del parto, se corta para separar el recién nacido de la placenta.
La placenta es el órgano donde las circulaciones sanguíneas maternas y fetal interactúan sin mezclarse, para lograr la provisión de oxígeno y nutrientes desde la sangre materna al feto, y la eliminación de sustancias de desechos generadas por el feto hacia la madre.
La sangre del cordón umbilical es la sangre que queda en el cordón umbilical y la placenta cuando nace el bebé. En el pasado, esa sangre normalmente se desechaba después del parto; sin embargo, la ciencia médica ha demostrado que la sangre del cordón umbilical es una fuente rica en células progenitoras, las cuales se pueden recolectar, procesar y crioconservar para el potencial aprovechamiento futuro.
Las células progenitoras de la sangre del cordón umbilical poseen un número considerable de ventajas sobre las células progenitoras provenientes de otras fuentes (de la médula ósea, por ejemplo):
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con la sangre del cordón umbilical se logra un mayor número de trasplantes,
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es más tolerante a la incompatibilidad de tejidos,
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resulta en una menor tasa de enfermedad grave del injerto contra el huésped (una complicación grave en el trasplante de células progenitoras) y
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sólo en muy raras ocasiones está contaminada con virus en estado latente.